martes, 12 de enero de 2010

Solo y muerto

¿Que siente uno cuando lo dejan?, ¿tiene miedo que le pase lo mismo en relaciones futuras? ¿Puede compartirse ese dolor?, no se las respuestas de estas preguntas, pero no puedo tratar de encontrarlas. ¿Por que?, no se hay algo que me lo impide. O quizás todo lo que quiero hacer, es formar una familia, pero ¿con quien? La única persona que había amado hace un tiempo se había ido en espíritu pero, no en cuerpo, ¿A dónde? quien sabe, ¿volverá? No arriesgaría mi vida, ¿todavía me querrá si es que, algún día, se digna a aparecer?, es una enfermedad sin diagnostico.
Todos estos pensamientos, pasaban en mi mente, mientras ella armaba las valijas. No se iría de viaje, no iría a visitar amigas por un mes, no iba a ver a su medre a Canadá, pero si se iría de mi vida, de mi casa, de mi cama, de mi cuerpo, pero no de mi corazón. Me quedaría sin su perfume, sin su pelo, sin el aroma de su piel, sin sus hermosos ojos claros, y sin su boca eternamente roja. Ya no la vería despertar por las mañanas, preparar el desayuno, y besarme antes de irme al trabajo. Me quedaría vacío, sin su presencia en la casa. Yo me mostraba fuerte ante ella y ante todos, mi boca siempre emitía la frase: “no la necesito, que se valla y ojala que no vuelva”. Pero al mismo tiempo el corazón me decía que era la única que me hizo feliz durante toda mi vida.
No podía creer que había desperdiciado tiempo en besarla, acariciarla, en decirle que era el amor de mi vida, en escuchar todo lo que tenia para decirme, en decirle TE AMO, en abrazarla e invitarla a cenar, en remar y remar contra la corriente para, de alguna manera, “salvar la relación”, que termino por destruirse por un simple capricho de ella.
Al terminar de empacar, una tenue y temblorosa frase escuche que me dijo: “No insistas en lo que te hace daño”. Abrió la puerta y se despidió agachando la cabeza.
Una lágrima broto de mi rostro y un suspiro termino por romper mi corazón en pedazos.
Hoy han pasado 3 años de su partida, me entere que esta hospedada en la casa de su nuevo marido y que ya poseen 3 hijas hermosas, debo decir que son iguales a ella, pero nunca me olvide de su frase de despedida, esa frase que me marco para siempre y que jamás olvidare, ya que mi frase la de mi propia autoría “no te enojes por ser la única que tiene el valor de dejar morir a un hombre”, fue la que seguramente ella guardara en su consiensia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario