martes, 12 de enero de 2010

Reencarne

Volver el tiempo atrás. Algo que no se puede hacer, pero si pensar que puedes remediar todo lo que hiciste mal, después de pasado un tiempo. Es lo que me paso. Todo comenzó un día de marzo, el cual no recuerdo en este momento. Se que era un día de lluvia. En ese mismo infierno en el que me encontraba, mi casa, casualmente también llovía. Pero no gotas, sino lágrimas. Yo estaba tendido dentro de un cajón de madera, me habían vestido de traje, y debajo de mi se encontraba una sabana con varios tuls en color blanco, que resaltaban entre mi traje negro.
Sobre mi pendían dos candelabros con velas negra, estaban encendidas. Y a lado de este enorme cajón que me contenía, tieso y frió, se encontraba una vela de unos 50 centímetros aproximadamente, en color blanco que permanecía apagada.
No entendía nada. Mi esposa estaba con mis hijos abrazada. Llorando los tres como si yo me hubiera muerto. El cura hablaba en un idioma raro. Creo, por mi experiencia en teatro antiguo que era latín.
Hasta que de repente aparece un hombre en la sala. Interrumpe el abrazo de mi esposa con mis hijos. Y la besa. Me ataco una furia totalmente rabiosa. Tenia ganas de salir y matarlo. Pero, me di cuenta que mi cuerpo no respondía. Entre en pánico. De repente vuelvo la mirada sobre la vela blanca. El religioso estaba pronunciando unas palabras que no entendía. Finalizada esta acción prendió la vela. Mi alma grito. Y me despoje de aquel cuerpo inútil, que no obedecía mis órdenes. De pronto me encontraba en una nube, rodeado de otras nubes, con otras almas de otras partes. No entendía nada. Cuando parpadee volví a tierra. Pero ya no estaba en mi cuerpo. Ya era un alma. Libre, pero algo me decía que todavía tenia que hacer algo aquí en tierra para poder marcharme en paz. Eso era vengarme del engaño de mi mujer.
La mate. Y a el también. Un infarto para ella y un cáncer para el. Pero luego de cometer ese error pensé en mis hijos. Se habían quedado solos, sin ningún familiar que se hiciera cargo de ellos.
Al cerrar los ojos de nuevo, ya no volví a estar rodeado de nubes. Si no de casas, autos, edificios y personas. Cundo me quise dar cuenta ya tenia cuerpo nuevo y todo. Había reencarnado. Pero esta vez me prometí ser bueno vivo, y también después de muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario